Como ya os comenté en una antigua entrada, gracias a un concurso me gané un dinerillo, así que, como mi viejo Opel E Caravan estaba en las últimas, decidí que una buena inversión para mi dinero sería comprarme un coche nuevo. De principio, yo no soy ningún forofo de los coches, marcas, velocidad, potencia, etc. pero de algo de lo que sí que siempre he estado en contra ha sido de comprarme un coche de primera mano porque, ya se sabe, según sale del concesionario su valor es ya muy inferior, por lo que me decidí por buscar en el mercado de segunda mano y, en ese caso, buscar ya un coche bueno, ya que son los que más merecen ser comprados de esta forma.
Como la mayoría sabe, en España la verdad es que no se puede fiar uno de nadie comprando coches de segunda mano, mientras que el mercado de coches de segunda mano en Alemania es bastante mayor, fiable y barato. Además, en mi caso tengo la ventaja de que tengo un hermano viviendo en Alemania, así que el tema de la traducción, trámites y alojamiento lo tenía bastante solucionado.
Total, que aprovechando uno de mis viajes a Helsinki, aproveché para volver pasando por Alemania, disfrutar de la Semana Santa con mi hermano y familia, y volverme con un coche “nuevo”. Así que buscando y buscando me acabé haciendo con un Mercedes Benz C230 Kompressor Sport Coupé. Creo que hice una buena compra, aunque eso el tiempo lo dirá. La única pega es que es gasolina y la verdad es que consume bastante.
Con el coche comprado casi el último día de mi estancia, arregle seguro temporal de 1 mes (hice bien en hacerlo por 1 mes en vez de 15 días, como comprobé al llegar a España) y matriculación temporal en una mañana. Se nota que Alemania no es España. Días más tarde me hizo un trayecto de 16h desde Köln a León y, al día siguiente, a A Coruña, para empezar los trámites de matriculación en España lo antes posible.
Los papeles que hay que tener en cuenta al traer un coche del extranjero son los siguientes:
- Tarjeta de la I.T.V. para homologar al vehículo.
- Impuesto especial sobre determinados medios de transporte (modelo 576).
- Impuesto municipal de circulación.
- Solicitud de matriculación.
Lo primero de todo, es pasar la I.T.V. con el vehículo nuevo. Y es lo primero porque la tarjeta de la I.T.V. es un requisito para conseguir hacer el papeleo de todo lo posterior.
La inspección que le hacen se supone que es un poco más exhaustiva, pero es bastante similar a una inspección normal. Eso sí, te cobran bastante más y te hacen esperar un montón (casi 15 días, menos mal que hice el seguro temporal por un mes), al menos en Coruña. Para pasar la I.T.V. hay que tener la tarjeta de especificación técnica del vehículo (el mío la tenía). Hay que tener cuidado con esto porque mi anterior Opel también lo matriculé traído de Alemania y no la tenía, con lo que me costó unos 150€ y una espera de casi un mes conseguirla por medio de un concesionario Opel. A veces, estas tarjetas las tienen en las I.T.V., pero todo depende del coche. Si el vehículo no es muy habitual (mi Opel no lo era), es probable que no la tengan.
Después de la tarjeta de la I.T.V., tocaba el modelo 576 que es un impuesto basado en el valor del coche y la antigüedad del mismo. Tiene como objetivo compensar, por la emsión de CO2 y es similar a otros impuestos de países de la U.E. Es decir, en Alemania mi vehículo ya había pagado por esa emisión, pero como sólo somos U.E. para lo que queremos, en España también me tocaba pagar. Si me lo volvía a llevar a Alemania tendría que volver a pagar y si volviera de nuevo a España tendría que hacerlo de nuevo. Vamos, lo que comúnmente es conocido como robo.
Según la nueva legislación, la única manera de cubrir y pagar este modelo es mediante Internet, en la página de la A.E.A.T. Menos mal que desde hace tiempo me hice con el certificado de la F.N.M.T. Algún lumbreras decidió legislar con esta obligación sin darse cuenta de que en realidad, la sociedad española está bastante lejos de poder hacer trámites con la administración únicamente por Internet. Creo que es la primera vez en la historia que se legisla por delante de la sociedad. El caso es que un año más tarde, o así, el lumbreras en cuestión tuvo que ser corregido dada la problemática artificialmente creada, para hacer una enmienda casi mejor que la original. Ahora no sólo se podía presentar por Internet, también se podía pagar a una gestoría para que la presentara por Internet en nuestro nombre. Vamos, un negocio redondo. Ya, no sólo te jodes porque no puedes hacerlo en las oficinas de la A.E.A.T., si no que, si eres un analfabeto tecnológico, pobrecito de ti que tendrás que pagar a alguien para que te haga ese trámite.
Como digo, yo tengo mi certificado desde hace años y, por supuesto, manejarme en Internet no me supone un problema, o eso creía yo, antes de enfrentarme a la página de la A.E.A.T. ¿Y por qué digo esto? Pues porque durante horas me fue imposible encontrar el dichoso modelo. Para cuando lo encontré, como quería estar totalmente seguro del tema me bajé la legislación del BOE: Orden EHA/1981/2005, de 21 de junio, por la que se aprueba el modelo 576 y Orden EHA/3851/2007 de 26 de diciembre, por la que se aprueba el modelo 576 de autoliquidación. En dicha legislación, viene el impreso a rellenar, pero no las instrucciones de como hacerlo. Total, ¿para qué se necesitan instrucciones?. ¡¡Si eso es para maricones!!. Lo que pasa es que los ingenieros, y sobre todo los informáticos, somos un poco nenazas y nos solemos leer hasta las instrucciones del video (sí, queridos amigos, el vídeo venía con instrucciones cuando lo comprasteis). Tras mucho (pero mucho) buscar, las encontré en la página de la A.E.A.T. (supongo que, a estas alturas, ya tendréis cierta intuición de que creo que la página de la A.E.A.T. tiene una organización pésima y es casi imposible encontrar nada ni con su motor de búsqueda, ¿verdad?).
Con todo, como no quería pillarme las manos, acudí a las oficinas de A Coruña de la A.E.A.T, para que me dijeran el importe exacto a abonar y poder contrastar con mi propio cálculo. En las oficinas constaté que el funcionario de turno tenía menos idea que yo sobre el tema. Tutorizado por otra funcionaria de mayor antigüedad, me realizó el cálculo, teniendo en cuenta la valoración del vehículo y su devaluación debido a la antigüedad, saliendo una base imponible de 8924€. Por supuesto, cuando yo realicé el cálculo, el importe que me salió fue distinto: 8942€. El funcionario, como no, había bailado dos dígitos y, encima, a mi favor. Vamos, lo que necesitaba para que no lo hubiera verificado y en la siguiente inspección me pusieran una multa por una diferencia de 18€, o aún peor, lo justo para que en tráfico no me permitieran hacer la matriculación del vehículo y hubiera tenido que remover cielo y tierra para subsanar el error. Pero bueno, nada sorprendete habida cuenta de los funcionarios de este país y mis pasadas experiencas con ellos 🙁 .
Pero sí, finalmente conseguí pagar el modelo 576 y, con eso y la I.T.V., me pasé a pagar el impuesto de circulación en mi ayuntamiento y, de ahí, a tráfico con la documentación del vehículo, la tarjeta de la I.T.V., los justificantes de pago de los impuestos y la factura de compraventa. En tráfico, acompañados de fotocopias de todos y cada uno de los papeles (por si acaso), la funcionaria de turno (sí, amiguetes, esto es el cuento de nunca acabar), tras entregarle todo el paquete, me pidió de nuevo el justificante del modelo 576 (le dije que estaba con los papeles), el justificante del pago del impuesto municipal (le dije que estaba con los papeles) y el contrato de compraventa (sí, también estaba con los papeles). Tras quedarse maravillada al ver que no se me había olvidado nada, me dejó marchar con una estimación para recoger los resultados de otra semanita (sí, aún doy gracias de haber hecho el seguro temporal por 1 mes). Eso sí, cuando llevaba 500m desde que saliera de la jefatura, me llamó al móvil porque se le había olvidado pedirme una fotocopia del documento original en alemán del vehículo y, sí, gracias a dios lo llevaba conmigo y, sí, ya tenía fotocopia y, sí, como se sentía culpable por no habérmelo pedido no me hizo chuparme de nuevo la tremenda cola y pude entregarle el papel directamente 🙂 .
Por supuesto, todos los trámites anteriormente citados, con mi D.N.I. (y fotocopia) en la boca, no fuera a ser que no me lo hubieran pedido anteriormente suficientes veces en esta vida, y un buen fajo de billetes para ir soltando a discreción.
Calculo que en impuestos y trámites, me gasté unos 1500€. No está mal, pero sumando eso a lo que me costó en alemania, creo que mereció la pena 😉 .